Amor, muerte, fantasmas y un mundo cubierto de sangre.
LA CUMBRE ESCARLATA
Una casa sombría, secretos en su interior, en sus cimientos, y lágrimas; muchas lágrimas color escarlata esparcidas por los seres que habitan ahí.
Los fantasmas existen, es todo lo que sé.
Edith Cushing, anhela ver su sueño hecho realidad: publicar su novela acerca de fantasmas.
Hija de un prolífico magnate que daría cualquier cosa por ella, su fortuna, y...la vida incluida.
Su mamá? su mamá ya no está, más dicen que las mamás nos protegen y se quedan con nosotros para siempre. Al menos eso es lo que Edith (cree) ha sentido.
Con la sensibilidad y habilidad para ver fantasmas, Edith no es capaz de ver que el amor que tanto anhela respira y se debilita por ella, gran amigo desde la infancia, aunque Alan McMichael quisiera ser algo más.
"Que sea feliz y yo seré feliz. Es todo lo que quiero en esta vida".
Y así, de manera inesperada, como el fantasma de su madre se aparece en la vida de Edith, llega Sir. Thomas Harpe, barón en busca de una mujer para hacerla su esposa (o para adueñarse de su fortuna) cualquier artimaña es válida si se trata de rescatar La Cumbre en Allerdalle Hall, y seguir ocultando los fantasmas que en ella habitan. Edith cae rendida ante los encantos del barón, dejando todo atrás, su infancia, su soledad y el misterio que envuelve la muerte de su padre, la terrorífica y dolorsa forma en que le dieron muerte a su padre.
Junto a Thomas Sharpe llega Lady Lucille Sharpe, una bella pero sombría dama que además es excelente ejecutora del piano. Hermana de Thomas, capaz de todo por mantener enterrados los secretos en la mina escarlata, capaz de todo por conservar el amor de su ¿hermano? convertida en un monstruo por amor, dejando abandonada su humanidad por un amor...dispuesta a aferrarse a cada rincón de la casa; por un sombrío amor.
Poco a poco Edith se va adentrado en la casa, en sus secretos... poco a poco la casa se va acercando a Edith, la asusta, le advierte que los monstruos no son precisamente los fantasmas que ha visto toda su vida, le exige que se vaya ahora que aún hay tiempo, mientras el obsesionado amor de Lucille no la convierta en una lágrima más; de las que se derraman por las paredes de La Cumbre.
Pero Edith se niega, desea liberar los monstruos enterrados, guardados en las paredes de la casa, arriesgando así su vida, siendo envenenada lentamente por una despiada Lucille, siendo engañada por un mentiroso Thomas Sharpe.
Siendo acosada por fantasmas que, bajo la bizarra visión de Guillermo del Toro, adquieren el toque terrorífico, sanguinario que tiene una persona que en vida fue torturada, engañada por un amor....por las desgarradoras intenciones de seres humanos convertidos en monstruos, por amor.
Casi estando al borde de la muerte, y habiendo desvelado todos esos secretos, Edith es salvada por amor, desde el amor más tierno de la infancia; Alan McMichael quien ofrece su propia vida, por ver volar una vez más a su amada mariposa: Edith.
Así, escapa de la cumbre, más no de la aterradora intención de Lucille Sharpe: terminar con TODO lo que huela, todo lo que le recuerde a Edith Cushimg, pues si; Thomas Sharpe le ha confesado que esta vez, esta vez se ENAMORÓ de la joven y desolada virgen que sería solo usada por su fortuna, Thomas Sharpe dejó de amar a Lucille, eso Lucille lo sintió más monstruoso aún que el amor que le profesaba a su hermano, si...a su hermano. Fue capaz de morir, de ser tan valiente como no lo fue en vida, se rebeló ante su hermana, ante la que había gobernado su vida; que erróneamente lo creía de su propiedad; finalmente, muerto; Thomas hizo lo que no pudo en vida: salvar a Edith Cushing.
En esta versión novelada, Nancy Holder logra trasladar en letras lo que el visionario Guillermo del Toro realizó en pantalla, logró que sintiera miedo al entrar junto a Edith a la sombría casa, logró que sintiera odio por la resentida y amargada Lucille Sharpe, logró que los fantasmas de Enola, la mamá de los Sharpe, las lágrimas de la propia casa me provocaran repulsión, miedo, dolor a la vez. Que deseara una vez más (como en Titanes del Pacífico jaja) ser la afortunada de quien se enamora Alan McMichael.
Al final, la concepción que le da Guillermo a sus personajes es la que logra reflejar Holder en su libro.
Él amor nos hace unos monstruos.
Los monstruos también son capaces de amar, también necesitan amor.
Finalmente, solo el amor es la fuerza universal y omnipotente que nos salvará.
Por amor, los seres humanos somos capaces de TODO, matar, morir...y quedarse a vivir en una casa que nunca fue NUESTRA, como tampoco el amor fantasioso que en ella vivió.
Hay cosas que nos ligan a un lugar del mismo modo en que nos destruyen. Algunas permanecen atadas a un terreno o a una fecha concreta. Hay otras que se aferran a un sentimientosentimiento o a un impulso: pérdida, venganza o amor....
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